De la mitología griega tenemos la leyenda de Afrodita y Adonis y el nacimiento del Cuarzo Rosa:
Cuenta una leyenda que en los tiempos en que los dioses caminaban entre los hombres y los mortales eran bendecidos (o maldecidos) por los caprichos del Olimpo, nació un joven cuya belleza desafiaba incluso a la de los dioses. Su nombre era Adonis, y su hermosura era tal que no tardó en atraer la atención de la mismísima Afrodita, diosa del amor y la belleza.
La historia de Adonis comenzó antes de su nacimiento. Su madre, Mirra (o Esmirna), fue víctima de una maldición lanzada por Afrodita, quien, celosa de su belleza, hizo que la joven se enamorara de su propio padre, Rey Cíniras. Mirra, atormentada por su destino, rogó a los dioses que la salvaran, y estos la transformaron en un árbol de mirra. Sin embargo, de su tronco nació un niño excepcionalmente hermoso: Adonis.
Afrodita, al verlo, quedó fascinada con su hermosura y decidió protegerlo. Para ello, lo confió a Perséfone, diosa del inframundo, quien lo crió en su reino. Pero cuando Adonis creció y su belleza floreció, Afrodita quiso recuperarlo. Perséfone, sin embargo, se había encariñado con él y se negó a entregarlo.
El conflicto entre ambas diosas llegó a los oídos de Zeus, quien resolvió que Adonis pasaría un tercio del año con Perséfone en el inframundo, un tercio con Afrodita y el resto del tiempo donde él deseara. Adonis, sin dudarlo, eligió pasar la mayor parte de su tiempo con Afrodita, pues ambos habían caído en un amor profundo.
Sin embargo, los celos y la ira de los dioses no tardaron en manifestarse. Ares, el dios de la guerra, quien en otros tiempos había sido amante de Afrodita, se llenó de resentimiento al verla tan enamorada de un simple mortal. En su enojo, decidió poner fin a la vida de Adonis.
Un día, mientras Adonis cazaba en los bosques, un enorme jabalí salvaje surgió de entre los matorrales. Se dice que este jabalí había sido enviado por Ares para acabar con el joven. Adonis, valiente pero inexperto ante una bestia tan feroz, intentó enfrentarlo con su lanza, pero el animal lo embistió y le causó una herida mortal.
Desde el Olimpo, Afrodita sintió su sufrimiento y corrió desesperada por la espesura del bosque para salvarlo. En su apuro, las espinas de las zarzas rasgaron su piel, y su sangre se mezcló con la de Adonis cuando finalmente lo alcanzó. Pero era demasiado tarde. Afrodita tomó el cuerpo del joven en sus brazos y lloró amargamente su muerte.
En su dolor, pidió a Zeus que permitiera a Adonis regresar con ella cada año. Conmovido por su súplica, el dios supremo decretó que Adonis pasaría seis meses en el mundo de los vivos junto a Afrodita y seis meses en el inframundo con Perséfone, reflejando el ciclo de las estaciones.
Pero algo más surgió de este trágico suceso. Donde la sangre de Afrodita y Adonis cayó sobre la tierra, comenzaron a brotar flores y minerales de un delicado tono rosado. Entre ellos, el Cuarzo Rosa, que desde entonces se consideró un símbolo del amor eterno, la pasión y el sacrificio.
Así, la historia de Afrodita y Adonis quedó grabada en la naturaleza misma, recordándonos que incluso el amor más puro puede estar marcado por la tragedia.