Cuenta una leyenda que, en una noche tranquila, se podía observar el cielo cubierto de estrellas y la Luna brillando con una luz tan suave que parecía que estuviese acariciando tu rostro.
Esa luz es la de Chandra, el Dios de la Luna, que siempre ha cuidado la Tierra con su resplandor.
Chandra, como la Luna misma, sabe lo que es el amor, pero también conoce el dolor. Era un Dios amado por muchos, pero había alguien a quien él amaba más que a nadie: Rohini, una de las 27 hijas del sabio Daksha, sus esposas. Aunque Chandra tenía a todas ellas, su corazón latía con más fuerza cuando estaba junto a Rohini. Con ella, todo era más brillante y lleno de vida.
Pero ese amor tan profundo despertó celos celos en las otras esposas de Chandra. Se sentían desatendidas, y esto llegó a oídos de Daksha, su padre. Enojado por el sufrimiento de sus hijas, Daksha lanzó una maldición sobre Chandra:
Su luz, que siempre había sido plena y resplandeciente, empezaría a menguar. Y Chandra comenzó a perder lentamente su brillo, desvaneciéndose un poco más cada noche….
Desesperado por la pérdida de su luz y el dolor de no poder amar a Rohini como antes, Chandra acudió a los dioses pidiendo ayuda. Brahma, el Dios creador, lo escucho, y aunque no pudo deshacer por completo la maldición, le ofreció algo hermoso:
El ciclo de la renovación.
Brahma le dijo que, aunque perdería su luz por un tiempo, también tendría la oportunidad de volver a brillar cada mes. Le permitió crecer de nuevo, ser fuerte y luminoso, pero sólo después de haber pasado por sus noches más oscuras.
Así es Chandra, como la Luna misma: a veces brilla con toda su intensidad, otras veces casi desaparece del todo. Pero siempre, siempre vuelve a resplandecer.
Su historia es un recordatorio de que el amor, como la Luna, tiene sus fases. A veces parece que se apaga, que todo se pierde y el dolor nos cubre… pero con el tiempo, esa luz vuelve a crecer. Lo que se siente perdido hoy, puede volver a encontrarse mañana, bajo una nueva luz.
Chandra nunca dejó de amar a Rohini, y aunque su luz menguaba, cada vez que volvía a crecer ese amor se hacía más fuerte. De hecho, según la leyenda, las Piedras Lunares son las lágrimas que Chandra derramó en su tristeza y amor profundo. Esas lágrimas cayeron a la Tierra, pero no eran lágrimas de derrota, sino que eran un recordatorio de que incluso en el dolor hay belleza.
Cuando las noches se sientan más oscuras, recuerda que siempre habrá una nueva fase, un nuevo ciclo, un nuevo comienzo. Como la Luna, a veces puedes sentir que te apagas, pero también como ella volverás a brillar. Y cuando lo hagas, lo harás más fuerte que nunca. Porque incluso en las fases más oscuras, la luz sigue ahí, esperando para regresar.